El blog de Luisa Tomás

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jueves, 4 de abril de 2013

La bruja que recobró la luz

Érase una vez una bruja que no sabía quién era. No, la bruja no tenía amnesia, pero tampoco tenía recuerdos. Tenía corazón, pero carecía de latido. Tenía vida, pero le faltaba amor porque hacía meses que había dejado de quererse. La bruja dejó de amarse la primera vez que se traicionó, hacía ya tanto tiempo que había dejado de acordarse.

La tímida primera luz de primavera atravesó tibia la ventana y cayó en su rostro dormido sin contemplaciones. La bruja desperezó su agotado cuerpo y desentumeció sus pies descalzos en el tímido resplandor que el sol dibujaba en el suelo. El espejo devolvió por primera vez en mucho tiempo una mirada limpia en la que se adivinaba el cálido rayo que la bruja tenía dentro y que había estado largo tiempo aletargado, adormecido y callado en el terrible invierno de la soledad, la desesperanza y el olvido.

Guiñó un ojo a su brillante reflejo, perfumó su enhiesto cuello y dejó de nuevo que sus luminosas palabras volvieran a la vida.



"Tu palabra es una lámpara bajo mis pies".