El blog de Luisa Tomás

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miércoles, 26 de octubre de 2011

Una de Sexo en NY

Hay quien dice que cuando mejor escribo es cuando he bebido –a ver, un poquito– o cuando no tengo tiempo. Hoy se me juntan las dos cosas y creo que me va a salir un churro, porque no sé ni qué escribir. Eso sí, ya toca: que mi blog empieza a empatizar con Jennifer Ansiton (por lo del abandono). Resulta que me debo a mí misma escribir un sueño; pero no sé por dónde meterle mano: en él se mezclan Kiko Veneno vestido de torero, Japón y un avión que crece. Creo que hoy mi cabeza no da para tanto aunque el cuerpo me lo pide. ¿Que qué hago a las 16.28 con unos vinos en el cuerpo? Estamos de celebración en el curro. Por los años vividos. Y los que quedan (espero).

Ay, mal día para entregarse a los placeres de la uva pisada cuando ha salido publicado que a Amy Winehouse no se la llevó a la tumba la heroína, sino el alcohol. Qué mal rollo, pero es que sus excesos me temo que poco tienen que ver con nuestras pequeñeces: apuesto una copa de Pago de Carraovejas en una noche lluviosa de Soria a que por cada chato –me encanta esa palabra, tan castellana. Mi abuelo decía chato al vaso de vino– que bebemos nosotros, ella se aplicaba cuatro botellas de vodka. Nada que ver con nuestra copita de tinto mientras hacemos el sofrito de las lentejas o vemos Sexo en NY.

Sí, lo reconocí entonces y lo reconozco ahora. Cuando, aplastada de realidad y trabajo llego a mi casa, una copa de vino y un par de capítulos de Sexo en NY me resultan muy reconfortantes. Y no, ninguna de esas zorras implacables me cae bien, pero me divierten. Son una especie de Pajares y Ozores modernos y en tía. Pero hay que agradecerles varias cosas.

1. Carrie Bradshaw es la mujer que nos ha enseñado que el fondo de armario no es una duda entre el papel pintado o el contrachapao de madera.

2. Charlotte York es la ingenua que nos recuerda que el amor es peligroso si puede escaparse de las convenciones. Si se sustenta en ellas, es una puta mierda. La mayoría de las veces, claro.

3. Miranda Hobbes, que no es nada, porque no tiene carisma ni trasfondo, sólo resiste cientos de capítulos para explicarle al gran público que existen las barrreras sociales y que sólo son derribadas por el amor; el que ella siente por Steve, ese camarero encantador que acaba siendo el padre de su hijo.

4. Samantha Jones. Samantha es el Ozores de nuestros días. Un Alfredo Landa a la americana. El Sony Crockett de Miami Vice, pero en mujer y en los noventa. Es una parodia perfecta y patética de todo lo que ha sido el hombre en la ficción hasta que llegó ella. Por eso es el mejor personaje de la serie. A veces da pena, es triste, dramática y terriblemente ridícula. Capaz de tirarse a un tío en la boda de una amiga sólo porque tartamuedea y ella jamás se ha tirado a un tartamudo; es capaz de entregarse con toda la hipocresía que puede a las obras de caridad si el monje que las lleva le da morbo. Y eso escandaliza, en los noventa y en la actualidad. Sí, porque es tan patético como andar por las playas persiguiendo suecas o acostarse hasta con la aspiradora y marcharse sin decir adiós mientras suena una música de saxo y el macho alfa en cuestión pasea al amanecer, exhalando humo bajo las farolas.

Sexo en NY cuenta mierda de pijas que visten de Dior; pero pone de manifiesto unas cuantas verdades. Si hemos sido capaces de mirar con sonrisas complacientes a los machos ibéricos que perseguían biquinis... ¿por qué no sonreír cuando Samantha pide una servilleta para limpiar la silla de un restaurante porque el camarero le parece atractivo?

4 comentarios:

  1. Uno que no logra engancharse a Sexo en NY cree que la comparación con Ozores es muy recomfortante. Y sí, relajan. Como los chatos (aviones también, ¿no?). Tres de vodka no relajan, creo que seguiría Amy en su ascensión.
    Lo del poco tiempo y el puntito de alcholo. Es cuando más esencial se es, te persigue alguien y no hay tiempo.
    Japón y Kiko Veneno en un avión que crece. ¿Ciencia-ficción con guitarreo? Totalmente motivante.
    besos.

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  2. Los chatos... Nada mejor que dos chatos de vino una noche de otoño. Del vodka paso. Si me aprieto tres de voda voy detrás de ti –si te los tomas– y de Amy: escalera hacia el cielo.
    Japón, Kiko Veneno... Sugerente, sí. No lo he madurado. Lo saborearé y algún día lo pondré en palabras ;)
    Bs

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  3. Es verdad, nunca lo había visto así jajajajajaja, nunca me ha gustado nada esta serie, pero verlo como Pajares&Esteso u Ozores, Lopez Vazquez y Landa revisited cambiando de sexo y con más glamoooouuuuur quizá me haga verla con otros ojos...aunque puede que me siga pareciendo igual de...insatisfactoria :DD

    Soy más cervecero que de vino, pero bueno, brindo contigo, me has hecho reir un montón. Gracias. Un abrazo :)

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  4. Me alegra hacerte reír ;)
    Y sí, el modo de ver el mundo de Pajares y Esteso no es muy distinto al de ellas Piensan en chingar, con perdón, y poco más.
    Bs

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