El blog de Luisa Tomás

El blog de Luisa Tomás

jueves, 20 de octubre de 2011

Del miedo

Lo único que no me gusta de "Los puentes de Madison" es que ella –Francesca, Meryl Streep–, al final, no se atreva a bajarse del coche y correr a abrazarlo a él –Robert, Clint Eastwood– bajo la lluvia. Por lo demás, me gusta todo, la música, el guión, ella y él; y esa increíble historia de amor.

Siempre que veo "Memorias de África", deseo que ella –Karen, Meryl Streep–, a mitad, venza el miedo a perderlo a él, y así no le obligue a decir lo que él –Denys, Robert Redford–, por ser él, no dice. Quiero que ella comprenda antes de asfixiarlo que las aguas "viven en Mombasa, msabu", y que no hay que pretender embalsarlas –su miedo a estar sola, hace que él sienta miedo a verse privado de su libertad–. Desde luego, siempre que veo esta increíble película, quiero que el final no sea el que es; y que ambos estén siempre juntos y contentos. Queriéndose. Él, cazando. Ella, inventando relatos para él junto a la chimenea. Y los dos escuchando a Mozart. Por lo demás, me gusta todo, la música, el guión, ella y él; y esa increíble historia de amor.

Aborrezco que Ashley Wilkes tenga tanto miedo a querer a Escarlata O'Hara; y ella pavor a dejarse amar por Rett. Por lo demás, de "Lo que el viento se llevó", me gusta todo, la música, el guión, ella y ellos; y esa increíble historia de amor.

Dicho esto de tres de mis películas favoritas, podría concluir que amar es cosa de valientes. Y vivir también. Pero vivir de verdad. Con la vida como pasión, como motivo y como meta en sí misma.


Esta mañana, Juan José Padilla, un torero que no está en mi lista de favoritos, me ha emocionado por su derroche de vida y de valor. Porque vivir, vivir con pasión, no supone no tener miedo; sino saber vencerlo.

Él lo hace muchas tardes: siente el miedo, lo vence y, en el hecho de vencerlo, de tragárselo, gana. A veces con fracaso; otras con triunfo. Pero siempre tiene la gloria de haberlo vencido, como San Jorge al dragón.

Hoy, destrozado, malherido y marcado de por vida, a dios pone por testigo de que volverá a vestirse de luces; y jura que no le guarda rencor al toro, que es su vida misma, su pasión. Porque la vida da cornás, y para recibirlas hay que vivir –es decir, tragarse el miedo, vestirse de luces (con el guapo en to lo alto), echar la pata'lante, y que sea lo que dios quiera–.
Gracias, Padilla porque –corneado, pero jamás derrotado– hoy nos has recordado que vivir sin torear –sin vencer los miedos– no es vivir. Es morir lentamente.

12 comentarios:

  1. ¿¿¿Seguro que el de los puentes de madison era Clint Eastwood??? Yo creo que era un doble... Sin pistolas.

    ResponderEliminar
  2. Ya, ya... Amos a ver, no va a estar seduciendo a mujeres a la vez que se lía a hostias. No, esta peli no va de eso, no. Va de amor del bueno, del de verdá.

    ResponderEliminar
  3. La valentía es la virtud moral peor vista que hay hoy en día, supongo. Aunque he de decir que me gusta el final de los puentes de Madison, aunque sea más amargo así, a uno le parece más...real, desgraciadamente.

    A la calle que ya es hora de pasearnos a cuerpo, y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo. Y olé :)

    Un abrazo :)

    ResponderEliminar
  4. La valentía es fundamental para vivir, Explorador, si queremos vivir con intensidad.
    Y sí, reconozco que el final de la peli es mejor así, más poético, claro.
    Pero creo que debió bajarse del coche, cuando aún podía
    :)

    ResponderEliminar
  5. Uf, lo de Padilla. No he podido, de verdad. Me pone la piel de gallina e intento no mirar demasiado.
    Lo que sí he mirado es lo de este común, el miedo, en dos grandes películas y media, porque Memorias de Africa me gustó, pero no tanto como los Puentes de Madison (una maravilla intimista. No, no son guapos, son normales) y Lo que el viento se llevó. Ah, el miedo nos une más que la épica. Amar es cosa de valientes. Decidido.
    Besos.

    ResponderEliminar
  6. Amar de verdad, sí. Es cosa de valientes. A mí Los puentes de Madison me fascina. Y Lo que el viento se llevó... ufff. Para qué contarte.
    Yo sí he podido ver lo de Padilla, me ha hecho llorar. Valor y entereza. La piel de gallina me ha puesto. Le sobra valentía (a mí creo que me falta a veces, lo admiro).
    Un bs

    ResponderEliminar
  7. La valentía...eso ya no se usa, en cambio de cobardes está el mundo lleno.
    Terrible, pero cierto.
    Lo de Padilla es valentía y orgullo, mucho, en estos tiempos decobardía, hipocresía y ´falsa modestia.

    Gran entrada, Luisa. Se nota que eres una valiente.

    ResponderEliminar
  8. Je, je... ¿Se nota que soy una valiente? Según para qué. Aunque sí, hay quien dice que tengo un par. A la vida hay que echárselos. Y torear, claro.
    :)
    Gracias, Cuchilla. En nuestras manos está quitarles valor a los cobardes, hipócritas y falsos modestos. Devolvamos el honor a los valientes, que no osados. Tú me entiendes

    ResponderEliminar
  9. De acuerdo en las tres, salvo el detalle de Ashely, ¿imaginas que terrible vida la de Scarlet al lado de un hombre tan...?

    Vivir es de valientes, sin duda. Juan José Padilla es sin duda un hombre capaz de enfrentar la vida igual que al toro, de cara.

    besos

    ResponderEliminar
  10. Tienes razón, Pilar, Ashley es poco hombre para ella.

    A Juan José Padilla le sobra hombría.

    Bs

    ResponderEliminar
  11. Morir lentamente. Eso es lo que hacen los toreros con los toros. No torean sólo a los toros, también al ser humano y al bolsillo de una sociedad que es incapaz de no permitir que del asesinato de un animal se haga una fiesta. Como dice el emblema: la tortura no es ni arte ni cultura.
    Le respeto a usted, pero mi cabeza no puede dejar de pensar en lo inmoral, cruel, contranatura y obsoleto que es esta fiesta. La fiesta nacional es la verguenza nacional. Tiempo al tiempo, al menos parece que la sociedad está(mos) empezando a despertar y con nosotros el compromiso para con ella.

    Saludos

    ResponderEliminar
  12. Anónonimo: gracias por pasar por aquí. Yo también le respeto a usted. Pero a mí las corridas de toros no me parecen inmorales, crueles ni actos que vayan contranatura. Tampoco obsoletas. Tampoco son para mí la fiesta nacional, puesto que la fiesta del toro se ha dado históricamente en el Mediterráneo. Y hoy se da en España, Francia y buena parte de América. Tiempo al tiempo, sí.
    Ah, a mí, como ser humano, no me torea nadie; y lo de matar a un toro no lo considero asesinato. Son puntos de vista. Usted no me va a convencer de nada. Yo a usted tampoco.
    Respeto al antitaurino, pero no soporto que me llamen asesina por el hecho de asistir a las corridas de toros.
    No lo consiento.
    Y yo al antitaurino no le llamo nada, sólo antitaurino. Nada más.

    ResponderEliminar