El blog de Luisa Tomás

El blog de Luisa Tomás

sábado, 20 de agosto de 2011

Cerrado por derribo...

...Por falta de ideas y por vacaciones. Que los aires de agosto os sean propicios y a mí me renueve la luna de Estambul antes de que sienta la tentación de adornar las soledades de septiembre con colecciones de quiosco y/o curso de cerámica. Mil gracias por la atención. Nos vemos/leemos en otoño si mi pobre imaginación me respeta y el corazón tiene ganas.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Reflexiones triviales de una autobiografía sin escribir


No, ni estoy nostálgica ni añorando el pasado. O al menos no un pasado tan lejano. Con los años, estoy cada día más convencida: ésta es mi mejor foto. Y no, no estoy en plan abuela cebolleta. Corría el año 1980 y mi cara de felicidad se debe a que mi máxima preocupación era pintarme las uñas con el lápiz en el cole (preocupación que satisfacía a diario) y merendar Nocilla (cosa que pasaba los viernes aunque esos mofletes a punto de reventar indiquen que me comía los botes a cucharadas y a diario).

En estos 30 años he perdido coloretes (tiro más bien a pálida), inocencia, timidez y esa cara de alegría permanente, tranquila y plácida. La alegría del día a día que se vive sin ser consciente de que está ahí.

Entonces no sabía lo que era querer porque uno, cuando es niño, quiere por instinto. Sin razonar el amor que da ni el que recibe. Sin plantearse si hace bien o mal al querer, si debe o no debe. Sólo quiere y abraza y juega y se cae al suelo y busca los brazos que lo cuidan y protegen.

Treinta años después, he sabido que ésa es la única forma de querer posible: la que no se piensa. Ése es el querer que da brillo a la mirada e inocencia al corazón. Esa inocencia que te hace grande y generoso porque uno quiere de frente, dando la cara. Amar sin razonar y sin valorar los pros y los contras. El amor más puro es el que no se intelectualiza, sólo se siente. Porque sentir vale la pena, aunque luego se te rompa el alma.

martes, 2 de agosto de 2011

No sé cómo titular esto. Bueno, sí: Fuerza y honor. Es lo que nos salva

A mi amiga Laura le han roto el corazón. La frase "romper el corazón" está más manoseada que la barandilla del metro, pero no se me ocurre otra forma de decirlo. O sí: "la han jodío pa vino", "está en un ay", "le ha dao la bajona por un tío"... Pero esto es más propio de barra de bar que de blog con selectísimos lectores, entre los cuales hay, incluso, elevados creadores de sonetos (toma guiño, Explorador).

El caso es que Laura me llama y, con más mocos que un caracol, me cuenta que estos días están siendo dramáticos para ella, que bla, bla, bla... Y que no sabe qué hacer.

Lo primero que le digo, tirando de sinceridad es: "Chica, yo te aguanto la chapa porque soy una grandísima amiga, pero ni se te ocurra llamar a Elena con esto, que te manda a la mierda. Ni a Eva, que anda follarina perdida este verano con ese chorvo extranjero. Ni siquiera a David, que siempre escucha. La gente no quiere penas, nena, que ya es bastante penoso llegar a fin de mes. Espera un momento, que me estoy abriendo una cerveza. Pues eso, como te iba diciendo, que te entiendo, maja. Pero que no te pongas patética"...

Laura: "Ya, no... si yo, patética. No. Claro. Pero es que... es que no lo entiendo... Sniff, sniff (mocos). Verás, es que, nos queríamos tanto... Que no lo entiendo. Bueno, al menos yo lo quería, y lo quiero".

Yo: "Pues entiéndelo, así es la vida. La gente se quiere, se deja, se junta. Y si lo quieres de verdad acepta su decisión y no pidas más explicaciones. Llora en tu casa, cuando nadie te vea".

Laura: "¡Pero bueno! ¿Cómo que no le pida explicaciones? Alguna tendrá que darme, ¿no? ¿Te parece normal? Sniff, sniff (mocos)".

Yo: "Sí, me parece normal. Y explicaciones, los mayores de edad... tenemos que dar pocas. O ninguna. Sólo al jefe si te has quedao dormido. Y ya es bastante triste. No lo pongas contra las cuerdas, no vayas de pobrecita por la vida y, lo que es mejor y aún más difícil, no te victimices, no le hagas sentir culpable por haber tomado esa decisión y, sobre todo, no intentes retenerlo. ¿Has jugado alguna vez en una piscina con una pelota? Si intentas acercarla remando con las manos, se aleja. Eso pasa también con las personas. No has de obligarlas a estar a tu lado si lo que quieren es alejarse. Sus motivos tendrán. A veces comprensibles. Otras menos. Pero has de dejarlas en paz, aunque el dolor te parta en dos".

Laura: "Aaayyyyy, pero es que no pueeeeeeedoooooo. Sniff, sniff (mocos)".

Yo: "Aunque el dolor te parta en dos y no te dejen dormir los recuerdos. Aunque el amanecer y la música te recuerden a él. Y el atardecer y el silencio. El frío y el calor, la risa y el llanto. Tienes que dejarlo aunque el dolor te parta en dos y no te dejen dormir los recuerdos."...

Laura: "Oye, Luisa, tía, ¿qué coño estás haciendo? Te estás repitiendo. Eso ya me lo habías dicho. Hay que joderse, colega. No me haces ni caso. Sniff, sniff"....

Yo: "Ay, Laura, chica, lo siento. Es que se me ha acabado el repertorio de consejos y me has pillao viendo el capítulo 5 de la cuarta temporada de "True Blood", que sabes que me encanta (atención, spóilers, lo digo por si alguno os interesa la serie. Selecciona el texto oculto para leerlo). Y es que estoy emocionada: Sookie y Eric por fin se enrollan. Que le den al pringado de Bill".

Laura: "¿Por qué me lo has contado? Eres una zorra. Te llamo con mis penas y no sólo pasas de mí sino que me cuentas algo de un capítulo que aún no he visto".

Yo: "Chica, lo siento. No paso de ti, es que... no voy a solucionarte nada. Y pensé que el capítulo ya lo habrías visto. Perdona. Además, no te lo he contado del todo. Verás, es que Eric está"...

Laura: "Que te calles, joder. Y que me digas algo que me consuele. Acabo de romper con el hombre de mi vida".

Yo. "Nena, recuerda estas palabras: fuerza y honor". Y si te aburres... pues ponte True Blood.