El blog de Luisa Tomás

El blog de Luisa Tomás

jueves, 30 de septiembre de 2010

Batiburrillo temático


No voy a decir que el tiempo pasa, que es una obviedad, además de un lugar común. Tempus fugit (Virgilio dixit); y si lo dice Virgilio y las marcas relojeras lo estampan... no voy a decir yo lo contrario, pero tampoco lo mismo. Si atendemos a las concepciones científicas del último siglo, debemos tener en cuenta que hay teorías físicas que consideran que el tiempo lineal no existe. Pero remontándonos aún más en los siglos, podemos también considerar que "el tiempo no existe sin el cambio", según el mismísimo Aristóteles. Sea como fuere, llevo ya diez días sin una mala entrada que echarle a la boca a este pobre blog. Así que, de entre todas las teorías (no me sé casi ninguna) y leyes, voy a volver a los clásicos, como siempre, y me quedo con el maestro de la poética y su idea de que el tiempo no existe sin el cambio, por lo que el tiempo no pasa por mi blog. Je, je. Esto es lo que se llama manipular para llegar donde quiero ir.

Al tema. No escribo por falta de tiempo y exceso de pereza porque, en realidad, tengo muchos temas en el tintero. Enumero algunos, me enredo en un par de ellos y los próximos los raciono. Creo que con esto me llega pa un par de meses. Asuntos pendientes:

Series. La tercera de "Mad Men". Maravillosa. Para ésa me reservo un post entero. Y para mi Don Drapper, otro, claro. Estoy viendo la tercera de "Prison Break", y tengo mucho que decir al respecto, y no todo bueno. Aunque sigo queriendo a Michael –no hay que olvidar que está en condiciones infrahumanas en una prisión panameña por salvar a su hermano (los vínculos más fuertes nacen de la consanguinidad, los demás son rompibles y reemplazables, no hay más que ver que una puede divorciarse 25 veces y amar a tus 26 maridos por igual, pero no puedes elegir entre tus hermanos, ni querer a uno más que al otro, ni cambiarlos, ni serles desleal, ni olvidarlos ni dejar de amarlos jamás; y si lo haces... pobre de tu conciencia, si para entonces te queda)–. También quiero hablar de "Treme" y su bajonazo. De la tercera de "Sons of Anarchy" y de mi Jax Teller... Y ya van no sé cuántos post. Y recuperar a Cicely, ahora que llegan los días cortos, las noches largas, el sol de otoño.

Cine. Tengo pendiente de comentar tres pelis que me han fascinado: "El escritor", "La vida privada de Pippa Lee" y "Philip Morris, ¡te quiero!". Una que ni mucho ni poco ni todo lo contrario: "Madres e hijas". Y otra horrorosa: "Todo lo que tú quieras", mala entre las malas, española como ella sola en el sentido más amplio con el que esa palabra puede calificar a un tipo de cine que pretende ser intimista y no pasa de coñazo y lacrimógeno. Absurda. Lo único que me gustó fue recordar que Juan Diego Botto tiene mis respetos como actor y que la banda sonora es de Leiva (Pereza), y no está mal. Aunque no nos engañemos, la banda sonora es decentita, no espectacular: no es la de "La guerra de las galaxias", ni la de "Memorias de África" o "Lo que el viento se llevó" o "El señor de los Anillos" o la de la primera peli de "Piratas del Caribe", que es absolutamente espectacular, muy por encima de la peli.

Relatos. Algún email reclama alguno. Ya lo pondré, como entrada gansona de fin de semana hiperfestivo y resacoso.

Héroes. Tengo en mente hacer un repaso a todos los de las series, de uno en uno. A uno por post. Empezando por el bueno de Michael. O quizá por mi querido Lem de "The Shield". O Jack, de "Perdidos", imposible de olvidar. Todo llegará.

Vampiros. No se me van de la cabeza. Cada vez me gusta más la banda sonora de "Crepúsculo" (aunque no deje de reconocer que esta saga es una chorrada adolescente, pero tiene mi admiración como producto con todas las claves del éxito). Y cada día que pasa me gusta más "True Blood". La echo de menos y adoro su banda sonora, lástima que estuviera tan cara el otro día en Media Mark, luego dicen que descargamos... Hay que joerse. Y luego, no deja de sorprenderme (gratamente) que haya un montón (bueno, mucha, no hay que exagerar, nunca tuve un montón de lectores) de gente que entra desde distintos puntos de Hispanoamérica (también de España, pero más del otro lado del charco) para leer una entrada escrita el 26 de noviembre. Ésta. Y eso me encanta. Pero no entiendo por qué ahora y por qué ésta. Misterios sin resolver. Quizá sea por el vídeo de Eric que hay en ella, que es espectacular (aunque mi favorito sigue siendo éste). Y para no enredarme más, me despido con otro de mi vampirillo (ay, cómo lo echo de menos, y hasta junio no hay cuarta temporada). Es el "minisode" promocional de la tecera. Una sinvergüencería cargada de sentido del humor con un gigantesco Eric ataviado con un chándal de Adidas. Jamás prenda tan vulgar sentó tan bien a nadie (Iker, perdóname).

martes, 21 de septiembre de 2010

Señores, va por Jorge Torá


Amante del hedonismo y aficionada a los toros, me gusta frecuentar la Plaza de Las Ventas (pónganme cruz este verano, ya que sólo he ido un domingo y por vergüenza, pues acabé hastiada la pasada feria, harta de toros, toretes y toreros, y hasta me juré no volver en mucho tiempo –dios me castigará por no cumplir mi palabra–). Y mira tú por dónde va la vida y me pone en suerte ir a una portátil, a ver a un novillerito que se hará torerazo. Y allí que me planto, padre y sobrinos incluidos en el lote.

Cuatro y media de la tarde, 18 de septiembre de 2010. Agoniza el verano en la desolada serranía conquense. El cierzo, implacable por estas geografías, azota sin piedad el monte. Hay más nulos que claros. El horizonte se viste de oscuro, como de luto. El pueblo, recóndito, desapacible, en un alto, se muestra hostil: el café es malo y hace frío. Ni un alma por la calle. Pintan bastos.
Las primeras caras amigas recuerdan que estoy aquí por algo más que por afición y amor a esto del toro: los amigos son importantes. Y entonces me doy cuenta de que estoy donde debo estar. Y eso me hace sentir muy bien.

Cinco menos cuarto. La plaza se levanta en un patatal: cardos y barro. Somos los primeros en comprar las entradas -lo juro, tenemos los números 1, 2, 3 y 4-. "¿Quedan de sombra?", bromeo con el de la taquilla, un chaval achuladito, con visera, que avisa: "No va a empezar a la hora, empezará más tarde, a ver si la tarde abre". "Pues como no haga dios un milagro"...
Aquí no hay tacón ni gente guapa. No hay rubias de contrabarrera. Ni repeinaditos de mocasín y chaqueta cruzada con minifaldera en ristre. Ni gritos de guapo al figurín de turno. No hay clavel en el escote ni copas caras.

Cinco y media. Y que si quieres. Que esto no empieza y aquello, más que un ruedo, parecía un campo recién arado. El gélido hierro de la plaza. El monte al fondo, pálido, como con hambre. El viento soplando entre el desolado graderío, gris, decadente.
Hay anunciados tres novillos, uno para cada chaval, y un rejón (pereza, pereza, pereza de rejón, pero, como es el último, igual nos lo saltamos y nos vamos a ver el fútbol). Jorge Torá, amigo y valiente donde los haya, abre plaza.

Seis de la tarde. El paseíllo. "Jorge es el que mejor anda, el más torero", le digo a mi padre, que sonríe (le gusta que me gusten los toros). No veo bien la cara de Jorge, pero la adivino cuajada de valor y de emociones. Nerviosa, con cierta rigidez. Uno no lidia un novillo todos los días. Y cualquier oportunidad es buena. Sea donde sea, como sea, cuando sea.

Y Jorge lo recibe con gracia con el capote, pero el novillo no aguanta. No tiene fuerza. Y Jorge le habría ganado hasta echando un pulso. Cada pase es una agonía de caídas. Jorge se desespera: con las ganas que tiene y que le salga eso... El piso no ayuda. El bicho se cae y poco se puede hacer para evitarlo. Ni a media altura ni a altura ninguna. No puede ser.
Las peñas, ruidosas, extravagantes, como todas, combaten el frío con vino. El novillo se niega. Jorge, con oficio, saca de donde no hay. Una chica gigantesca (200 kilos en canal), con un bocadillo de dos kilos de panceta en sus amorcilladas manos, grita "música, música". Y el bicho en el suelo. Grotesco. Sórdido.
No hay calidez ni aplauso. Del segundo y el tercero, mejor ni hablar. Los novillos, como el anterior. Los chavales... na de na. Lo mejor, la sonrisa amable de los amigos que deambulan por la plaza. Su calor. Su gesto.

"Que el rejoneador no sale, que dice que así, conforme está el ruedo, él no saca los caballos". "¡Pues mejor, que se lo echen a Jorge!".
"Ya, pero está "arreglao" pa'l caballo".
"Bueno, y qué le vamos a hacer. Es lo que hay".
Y se lo echaron. Y sí, estaba "arreglao" pa'l caballo (si no fuera para el caballo, también lo habrían "arreglado", dadas las características del festejo), pero el bicho era un pavo de cuatro añazos, bien metido en kilos. El ruedo seguía como si un ejército de topos lo hubiera dinamitado (arenero es un concepto desconocido en según qué plazas), pero el animal no se caía. Y además embestía.

Y el milagro se hizo. Y Jorge se hizo con él. Abrió el tarro de las esencias con el capote. Muy bien con la muleta. "Venga, Jorge, que ya es tuyo". Y la cara de Jorge era un poema: gozo y disfrute. Valor. El sudor empapando sus ojos.

"Vosotras, que sois seguidoras del chaval, decidle que por la izquierda", me dice un abuelito con cierta ironía. "Ya tiene quien se lo diga", me revuelvo yo sin ápice de ternura y rezumando mala leche. "Y mucho mejor que usted, coño". Y el amigo, el maestro, ya lo había visto venir y se lo había anotao. Y Jorge asintió, chorreando sudor. Y como si un dios le saliera de dentro, templó dos naturales eternos, con mucho gusto. Muy toreros. "Ole, Jorge, ole", le grité.
Y la gorda de la peña ya no pedía música, ni comía bocadillo. Sin saberlo, había visto torear. Y eso no pasa todos los días.
Y si el toreo se da, maldita falta que hace la música. Fue un momento. Unos minutos, y ahí nació el héroe (cómo necesitamos héroes en este mundo, no me canso de decirlo). Y se descubrió el torero. Y hasta el sol se asomó.

Entonces, un sms entró a mi móvil. "El toreo es grandeza", decía. Sin más. Y todo se dio a la vez. Pura poesía.

Jorge, ojalá te vaya bien
. Sé que te veré en otras plazas y te aplaudiré en Madrid. El camino -y éste me imagino que más que otros- es áspero y está lleno de dificultades, pero hay que andarlo con pasión y valentía, y a ti te sobra. Además, cuentas con grandes compañeros: basta mirar a tu alrededor para ver que te abrazan los mejores amigos. Vosotros, los toreros, sois los guardianes del valor; los últimos héroes; os atrevéis a danzar con la muerte en un rito de oro. Pura liturgia. Sois suspiro. Sois vida.
Vaya para vosotros este aplauso callado, mi ánimo. El aliento.


P.D.: Jorge, no he encontrado fotos tuyas. He puesto una preciosa de Manon. Enorme fotógrafo. Tremendo aficionado. Un gran y queridísimo amigo.

jueves, 16 de septiembre de 2010

Fin de la tercera de "True Blood". Principio de la tristeza


No es la lluvia, preludio de un otoño gris e impío, ni siquiera el amenazante peso de la rutina. Tampoco la ausencia de amor ni el olvido de los besos. No es la austeridad de mi cuenta bancaria, ni los kilos que hayan podido regalarme los últimos excesos gastronómicos. Tampoco que Hacienda aún no me haya devuelto mi dinero. Ni esta indecisión que me abruma, ni los severos juicios a los que yo misma me someto. No es la necesidad de aprobación por parte de los demás, el superyó que me angustia... No, nada de eso. La tristeza hoy viene dada por algo aún más dramático para una seriéfila adicta al V: se ha acabado la tercera de "True Blood". ¡Socorroooooooooooooo!
Que cómo se me ha quedado el cuerpo: hecho trizas. ¿Y la mente? Destrozada. ¿Y el corazón? Resquebrajado. Y esto que afirmo no es hipérbole (recurso que adoro, como ya saben mis pocos, pero fieles, seguidores), sino realidad. Dramática, pero realidad al fin y al cabo.
Y qué nos ha regalado "True Blood" en el último capítulo de su tercera temporada: belleza (dios, qué imágenes finales en casa de Bill, con él y la reina), mucha plasticidad (qué me decís de Bill y la reina levitando), unos planos hermosisímos (la reina en el espejo es genial), un juego de luces y sombras sensacional (la escena de Sookie en la tumba de su abuela es perfecta), una música que te traslada al más profundo sur estadounidense (no os perdáis la que acompaña a Sam cuando va por el Merlotte buscando a su hermano) y un montón de historias patas arriba.
No voy a revisar aquí todo el capítulo, porque los seguidores de la serie ya lo habrán visto y a los que no les guste ni siquiera leerán la entrada, pero sí he de decir que no voy a tener miramiento con los spóilers.
Aunque esta tercera temporada ha flojeado con respecto a las otras dos, sobre todo a la primera, que es abrumadoramente buena, este capítulo (y el ocho, que me hizo enloquecer) me ha gustado muchísimo. Impresionante la aparición de Alcide, que deja abierta una vía para... ¿una futura relación con Sookie ahora que ha mandado a los dos vampiros a la mierda? Maravillosa Pam: ironía, frialdad y belleza. Bien por Tara que parece que se pira (me encantaría, me cae fatal). Jason, Belleflour y compañía siguen haciendo lo mismo: son planitos, pero hacen falta. Genial Hoyt y Jessica y su nidito de amor. Inquietante esa muñeca en el suelo. Irrisoria la escenita de la mamá de Hoyt y la tonta de la ex. Sensacional la cara de zorra sin piedad que pone la inocente Sookie al tirar por el desagüe los restos del marido del chamuscado rey. Pesadísimo Lafayette y sus alucinaciones. Astragantes Arlene y su histeria y su novio y su locura. Magnífico Sam y sus ataques de ira. Sugerente paseo de Sam (la cámara lo va cogiendo de espaldas) por el Merlotte con muy mala leche y camisa de cuadros. Sensualísima la reina en su papel de gélida viuda alegre. Polémico Bill. Descubierto Bill. Manipulador Bill. Ahora bien, entendemos sus razones y no lo odiamos, ¿a que no? Ay, Bill, Bill, Bill, ya sabíamos que no eras tan buenecito. Y ahora, aun a riesgo de parecerme a José Luis Moreno, digo que: irónico, valentísimo, complejo, cabroncete, canalla encantador, vengativo, hermoso cual querubín, bello, la sal de este guiso, la guinda del pastel, el pellizco de esta serie, el príncipe de los vampiros... y todo lo que diga es poco para calificar al irrepetible ERIC.
Qué decir del vampiro vikingo. Pues sólo que es el personaje, junto a Hoyt y Jessica, que mejor termina la temporada: por fin alcanza su venganza y además consigue separar a Bill y Sookie. Y se da unos paseos en chándal que son todo un regalo para la vista.
Ahora qué nos queda: el recuerdo y esperar la cuarta temporada.
Ah, y empezar a ver la tercera de "Sons of Anarchy", sólo Jax puede aliviar en parte el pesar por la ausencia de Eric.

domingo, 5 de septiembre de 2010

"Lope" da vergüenza


Si dijera que es mala, mentiría. Es malísima, dolorosa hasta la extenuación. Pésima. Pobre. Indocumentada. Plana. En un principio, pensé: "Vale, no espero que hagan un estudio profundo sobre la figura de Lope de Vega, se centrarán en su apasionada y apasionante vida sentimental -que era de tal dimensión que el bueno de don Miguel de Cervantes estaba escandalizado, pues compartían barrio, aquí, en Madrid, en lo que ahora se llama el Barrio de las Letras, y don Miguel vivía en un ay con el número de mujeres que visitaban la casa de Lope, aunque don Miguel tampoco era, ni mucho menos, un casto varón-.

  Bueno, a lo que vamos, que yo pensaba que la peli se centraría en la vida sentimental de Lope de Vega y, aunque fuera mala, algo entretendría, pero no. Soy una ilusa. Sólo cuenta la historia de Elena Osorio (Filis, qué suerte tienes, qué poemas te escribió, capulla) e Isabel de Urbina (Belisa, ídem). Y ya está, cuenta la relación con estas dos jovencitas hasta el momento en que lo destierran de la Villa y Corte. Punto final. Nada más. En absoluto se habla de su agitadísima vida sexual y sus múltiples amantes ni su otra esposa. Lope era un mujeriego de libro y mantuvo relaciones con numerosas mujeres, incluso después de haber sido ordenado sacerdote.

  Tampoco hablan de Lope ni consiguen dibujar, ni de lejos, la importancia de su figura para las letras españolas. Además de su poesía y novelas de todos los géneros que se daban en la época, Lope compuso el "Arte nuevo de hacer comedias en este tiempo", donde expone sus teorías dramáticas, contrapunto a las teorías horacianas, ya que, de las tres unidades -acción, tiempo y lugar-, Lope decide que sólo ha de respetarse la de acción, por aquello de la verosimilitud, y aconseja la mezcla de lo trágico y lo cómico; modifica el uso de la estrofa, que pasa a usarse de acuerdo a las situaciones, y recurre al acervo tradicional. Explotando como temas el amor y el honor, llega a escribir más de mil obras, se "especializa" en la capa y la espada y se hace un experto en acción amorosa. Pero su mayor éxito recae en el teatro que trata los abusos de los nobles sobre el pueblo (¿os acordáis de "Fuenteovejuna"?), poniendo luego al rey (generalmente, se va a los Reyes Católicos, sitúa las obras en aquella época para no pringarse) como repartidor de justicia, viniendo ésta dada, directamente, de dios. Es decir, los reyes hacen justicia, que pa eso los nombra dios, el noble corrupto y mancillador de honras cae y el pueblo sigue tan conforme y en su sitio. Todos contentos.

  Por si esto fuera poco, estuvo enrolado, al menos, en dos expediciones militares, una al mando de don Álvaro de Bazán (antepasado de un amigo, ahora que caigo), y la otra, en la Armada Invencible.
Total, una vida que da para una trilogía, y de las buenas. Pero no, la peli es una mierda sin fuste ni lustre. Lo único bueno, los versos, y están tan mal recitados por el soso del prota, el tal Alberto Amman, que a Lope le tienen que estar crujiendo todos los huesos en la tumba.
Además, me da que patinan en algunas cosas. Por ejemplo, en la peli sale que Lope corrige (ahí es nada) "La Numancia" de Cervantes para que sea representada. Lope y Cervantes, aunque se admiraron, tuvieron muchas discrepancias, y necesitaría un blog para contarlas todas. Entre otras, Lope acusó a don Miguel de no saber hacer teatro. Y don Miguel sabía, pero no ese teatro que hacía Lope, escrito y dedicado al éxito, con una fórmula que incluía la garantía de aceptación por todos los estratos sociales. "La Numancia" es una gran obra, pero no podía triunfar porque incluía la presencia de figuras morales, por ejemplo, y el ideal del pro patria mori (morir por la patria, aquello de Dulce et decorum est pro patria mori... qué bonito suena todo en latín, joer), demasiado para entretener a un pueblo desencantado y empobrecido -guerras de religión, un gran imperio en el que la gente tenía hambre, paladín de la Contrarreforma y la picaresca como fruto-. Era una obra demasiado intelectual. No se digería así como así. Tendría que empezar a buscar por ahí si es cierto que Lope corrigió esta obra para que fuera representada y que alcanzara el éxito, pero dudo que así fuera. Cervantes no tuvo éxito en vida hasta "El Quijote". Y no le dio dinero. De hecho, fue enterrado con un hábito de trinitario porque no tenía para la mortaja. El entierro de Lope se recuerda (con el de Tierno Galván) como el más multitudinario de Madrid. Esos retoques que supuestamente Lope le hace a la obra de Cervantes es lo único que sale en la peli para hablar de la confrontación (y a la vez admiración) que había entre ellos, a pesar de que esta historia da para otra trilogía: Lope era desmedido, un gran fecundador de bastardos y comedias. Era turbulento, apasionado. Cervantes, que también llenó su casa de mujeres ("las cervantas" las llamaban, pero esto lo contaré en otro post, o éste será eterno), era medido y discreto. Don Miguel tuvo una vida de pleitos, encarcelamientos, vagabundeo y pluriempleo. Pero don Félix Lope era la puta star, gracia y donaire en el Madrid barroco. Gloria. Aunque de ascendencia humilde, ganó y derrochó como nadie. Era tan popular, querido y conocido, que se vendía paño a "lo Lope", lo bueno y hermoso era "digno de Lope"... Es decir, este hombre, en vida, era "moda", jodida "tendencia". Y va alguien y hace una película sobre él donde sólo sale enrollándose con dos pavisosas y recitando -mancillando- hermosos versos que carga de eses, sin la más mínima pasión. ¡Dios! Qué dolor. 

  ¿Más de Lope y Cervantes? Venga, con eso acabo. Don Miguel pagó con la invalidez y el cautiverio la pasión que puso en sus principios: admiró el proyecto imperial (del que luego se descojonó, viejo, cansado y desencantado, en algún poema hiriente). Aun siendo un católico ferviente, defendió la libertad, el individuo y el libre albedrío (y todo esto está en "El Quijote", que no es que lo diga yo ahora, porque quiera. Don Miguel, te adoro). Lope, aunque también fue soldado, se dedicó a ensalzar el poder oficial, entre otras cosas, asistiendo a los autos de fe en la Plaza Mayor.
¿Hay o no material para hacer una película que al menos inquiete?
Pues nada de esto encontraréis en "Lope". Nada.

  Ahora sólo tengo un temor: que a alguien se le ocurra hacer la de Cervantes. Si tuviera pasta, iría a la SGAE o donde proceda, y pagaría para quedarme con esos derechos, y que nadie osara rodar con tanta desvergüenza y desconocimiento como han hecho con la de Lope la vida de aquel hombre.
De los actores, ni os hablo. En esta ocasión, no salvo ni a Luis Tosar, que parece el puto Malamadre vestido de cura. El mismo gesto de tío cabreao.

No vayáis a verla, por dios, mejor, leed un soneto. Y disfrutad.

Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;

no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;

huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor süave,
olvidar el provecho, amar el daño;

creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño;
esto es amor, quien lo probó lo sabe.

Félix Lope de Vega

jueves, 2 de septiembre de 2010

Delirios nocturnos...

...y la ausencia de ti.
San Pedro: "Hola, Luisa, bienvenida, ¿cielo o infierno?".
Luisa: "Hola, San Pedro, he oído mucho hablar de ti. Por fin te conozco. ¿Cielo o infierno? No sé, donde estén los toreros, algún escritor romántico, el inventor de la cerveza... y, sobre todo, donde esté Camarón, si pué ser y no es mucho pedir. Su cante bien vale una eternidad".