El blog de Luisa Tomás

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viernes, 26 de febrero de 2010

Luces y sombras en Lost

Mil perdones. Se me olvidó decir que esta entrada está cargada de spóilers de la última temporada de Lost, menos mal que me lo ha recordado un gran amigo. Gracias.
Y llegó el quinto. Y ya lo hemos visto, un poquito después que Moltisanti, eso sí, pero con él no se puede competir en esto de las series. Demostrado.
Y ahora, hablemos un poco de "Lost", como si estuviéramos tomando un café. Mejor, un vinito, que es viernes.
Para hoy, tenemos media ración de luces y otra media de sombras (piedra blanca-piedra negra). En todos los sentidos.
Por un lado está Claire, y ésa no es nuestra Claire, que nos la han cambiao. Se acabó la dulzura. A la nueva Claire no le tiembla el pulso si tiene que clavarle un hacha en el pecho a alguien. Y la nueva Claire es amiga del que anda metido en el cuerpo de Locke. He aquí las sombras –con un Jin más perdido que nunca–.
Las luces me temo que andan por los caminos del bueno de Hugo y de Jack, más pasmao que nunca.
Y, como la serie no deja de sorprender, ahora el Jack de la otra realidad, es padre... Dios, se me ocurren un montón de chorradas psicoanalíticas al respecto –por la relación de él con su padre y eso–.
Ah, y otra sombra, ¿dónde está Christian? ¿Y Sayid se va a volver de la comba de Claire y Locke? (esto me costará aceptarlo, lo juro).
Ah... y por qué Jack no se acordaba de que estaba operado de apendicitis –¿no fue de eso de lo que lo operó Juliet en la isla?–... Una de cal y otra de arena. Una de respuestas y otra de preguntas y una de luz y otra de sombras.
Y la pregunta del millón: ¿Quién llega a la isla?
En fin, deseandito ver el próximo capítulo.
Esta mañana, en el café, me hablaba un amigo del significado de la ceniza para repeler al humo negro. ¿Podrán Locke y Claire entrar en el templo?
Lo dudamos.

miércoles, 24 de febrero de 2010

Más allá de las princesas y los cisnes...

... y de los paraísos y los exotismos y las bocas de fresa. Hay un
Rubén Darío que a mí me gusta más (si cabe) que el poeta de "Azul" y
"Prosas profanas".
Es un poeta más hecho, más maduro, el de "Cantos de vida y esperanza".
Y aunque aquí el modernismo que lo define aparece sutil, por lo bajo,
como sosteniendo la melodía, lo que prima es la voz dolorosa del poeta.
Y en días como hoy, no puedo decir otra cosa.

Lo fatal
Dichoso el árbol que es apenas sensitivo,
y más la piedra dura porque ésa ya no siente,
pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo,
ni mayor pesadumbre que la vida consciente.
Ser, y no saber nada, y ser sin rumbo cierto,
y el temor de haber sido y un futuro terror…
y el espanto seguro de estar mañana muerto,
y sufrir por la vida y por la sombra y por
lo que no conocemos y apenas sospechamos.
Y la carne que tienta con sus frescos racimos,
y la tumba que aguarda con sus fúnebres ramos,
y no saber adónde vamos,
ni de dónde venimos.

martes, 23 de febrero de 2010

Soñando primavera

La pereza se apodera de mí. Ni ganas de escribir tengo. Será por la lluvia. Son las dos y media y parecen las seis. Necesito primavera como el agua de mayo, valga la redundancia. Y sé que esto de entregarse al gris, a la abulia, está mal, pero es lo natural dadas las circunstancias y el paisaje que se ve tras la ventana. Indagando en el baúl de las emociones primaverales, me vienen a la cabeza unas cuantas. Algunas no son demasiado políticamente correctas, por lo que no voy a escribirlas aquí si no quiero espantar a mi puñado (pequeño pero muy selecto) de lectores-seguidores.
Bueno, a lo que vamos. A nadie le pilla de susto si digo que una de mis debilidades (¿por qué llamar debilidades a aquello que nos gusta? Haré algún día un post sobre esto) son las series. Las buenas, claro. Jamás vi "Médico de familia". Y entre ellas, hay una que, por varios motivos que ya dije en su día, me fascina. Sí, es "Doctor en Alaska".
Hoy, echando de menos la primavera (pidiéndola a gritos  –a aullidos llegaría a decir. Tantos, que la semana que viene huyo unos días a paraísos más cálidos, tierras del Sur–), he recordado un capítulo rechulo de esta serie en el que precisamente llega la primavera. El fragmento más emotivo no está en youtube, pero lo buscaré en casa y lo pondré aquí el mismísimo 21 de marzo para celebrar.
De momento, un aperitivo con Chris. Y un consejo suyo que lo hago mío: Vivid cada día como si fuera el último (aunque aún no sea primavera).

lunes, 22 de febrero de 2010

Aquella noche... Relatos cursis para combatir la lluvia

Aquella noche, a ella le habría gustado contarle que su beso había sido sincero, que no respondía a vanas ilusiones ni sueños imposibles, que le había nacido del alma, que le habían temblado los labios al acercarse a los suyos, que al entrelazar sus dedos con los de él se había vivido fuerte y protegida, que había sentido su pulso, su latido, como si fuera propio. Armonioso y cálido.
Pero, al cerrar y verlo tras el cristal, supo que no se lo diría. “Es mejor que subas ya”, dijo él, con ternura. Y ella cerró con parsimonia la puerta, apoyando, entre mimosa y coqueta, la cabeza en la pared, y empezó a subir, con el corazón a punto de salírsele del pecho y las lágrimas empapando sus mejillas.
Aquella noche, a ella le habría gustado decirle que no lloraba de pena, que no era tristeza lo que ahogaba sus palabras, su risa..., que sus lágrimas no eran amargas. Lloraba porque se habían besado y había un montón de sensaciones sin nombre que se agolpaban en su cuerpo, sin poder expresarlas, sin saber cómo ordenarlas, peleando entre sí en una lucha interna que desembocó en un llanto callado y húmedo, hondo.
Ella sabía que él no era su chico y él sabía que ella no era su chica, pero se sentían unidos por esos lazos que ofrece, generosa, la vida. Y les resultaba hermoso tenerse. Saber que estaban. Contar el uno con el cariño del otro, con su compañía y su sonrisa franca. Sin más ataduras ni etiquetas.
“Tengo los labios como... ásperos, ¿verdad?”, susurró él, rozando el pelo de ella con su aliento.
Aquella noche, a ella le habría gustado explicarle que los labios de él eran como de hojaldre. Y que a ella se le antojaban dulces y quebradizos, como un pastelillo deslizándose entre sus dientes. Que su respiración era apacible y sugerente, que tenía aroma a madera. Que su mirada profunda, a veces tan melancólica, le resultaba envolvente y misteriosa. Que el tacto de sus manos encerraba vida.
Aquella noche, ella no pudo vecer la tentación de mirarlo marchar desde la ventana del segundo piso. Lo vio de espaldas, caminaba con decisión por su calle en penumbra. Sin detener sus pasos, encendió un pitillo. Tenía un aire antiguo, de otra década, como de película de James Dean. Su cazadora negra, su peinado, sus patillas, los jeans y el cigarro le daban el halo de un tipo sacado de una canción de Johnny Cash. No pudo sino mirarlo con cariño y sonreír.
Aquella noche, a ella le habría gustado aclararle que no era tristeza sino contento lo que la acompañaba al meterse a la cama, aunque sintió dolor al saber que la última imagen de ella que él se llevaba eran las lágrimas escurriéndose por sus mejillas, intentando deslizarse por su boca, buscando, quizá, la huella cálida y serena de la de él, tan reciente.
Aquella noche, a ella no le fue fácil conciliar el sueño y en su cabeza no paraba de sonar una canción: John Minler, de Loquillo. Era como la banda sonora del corto que ambos –tan distintos en las formas, tan dispares, con vidas y personalidades tan diferentes– habían protagonizado.
Aquella noche, evocando la letra de esa canción, ella tuvo una certeza: si algún día la nostalgia dañaba su corazón, el recuerdo de su voz, de sus ratos juntos, no darían jamás paso a la tristeza.

viernes, 19 de febrero de 2010

Recuperando series

"Tengo dos niñas"... ¿Y qué, te las has comido?
"El niño no es tonto. Tú dices: qué bonito jersey... Y él oye: que te lo pases bien con mi ex, puta".
"Maquíllate, las drag-queen tienen una copa gratis".
Quien estas bellas palabras dice, cargadas de muy mala hostia, son las chicas de "Mujeres desesperadas", serie por la que he recuperado el placer.
Y mola.
Quizá caiga a veces en la tentación de ser una serie de personajes muy cerrados -la histérica, la neurótica, la ninfómana, la superficial, la estresada, el tío bueno, los gays...-, pero lo salva que todas las temporadas tienen una trama que subyace, que circula por debajo de los quehaceres cotidianos, y que mantiene el interés del espectador (yo). Otro de sus logros: el guión, chispeante. Ingenioso. Más: la estética.
Y el fundamental: es una serie con mucho sentimiento. Me encanta esa voz en off que resume el capítulo y une las tramas con un tema: la mentira, el dinero, el dolor... Además, esa voz está cargada de emotividad (es la amiga que se suicidó). 
Pero lo mejor, lo mejor: el sentido del humor y que ellas, que son "oficialmente" ideales, son unas auténticas (zorras, perdón) manipuladoras. Todas. Y eso me divierte, que de eso se trata, ¿no?

jueves, 18 de febrero de 2010

Lost: algunas pistas, dudas y preguntas

De nuevo, comienzo un post afirmando y jurando que no puedo añadir nada ni mejorar nada de lo que ya ha escrito Moltisanti en Carrusel de series, que os invito a leer, si no lo habéis hecho. Aunque, a estas alturas, no hay fan de Lost que no sepa que en este blog lo tienen todo y antes que nadie.
Pero bueno.
No quiero que pase otra hora sin expresar mis inquietudes y satisfacciones con el nuevo capítulo que ya hemos visto de "Perdidos".
(Ojo con los spóilers a partir de aquí si no habéis visto el cuarto).
A ver, mis terminaciones nerviosas empiezan a aplacarse. No es que ya sepamos qué significan los números ni por qué nuestros muchachos fueron a la isla, pero todo parece encaminarse... ¡por fin! Y la figura que nos lleva a descubrir los misterios es la del mismísimo John Locke, eso sí, habitada por algo-alguien que no es él (él descansa en paz en su adorada isla o bien vive su amor en Los Ángeles con Helen; aquí hay para todos).
Y aunque todo sigue patas arriba (Jack, Hugo, Miles y Sayid –muerto y resucitado– siguen en el templo; Kate y Jin están en la selva (¿y Claire?); Ben con Sun e Ilana acaban de enterrar a Locke)... creo que esto va bien encaminado. Y que Sawyer –atormentado por la pérdida del amor, su única luz– y Locke –oscuro como él solo– anden descubriendo la historia mistérica de Lost me gusta. Y mucho.
Algo me hace pensar que el gesto de Locke arrojando esa piedra de la balanza al mar va a traer cola. Alguien me ha hablado esta mañana de unos cadáveres que había en la isla que también tenían una piedra blanca y una negra... No consigo acordarme de este episodio con claridad (tendría que volver a verlo, ¿alguien puede recordármelo?)...
Y tengo más dudas sobre Richard, el dichoso niño... Vamos, que sí, que el capítulo dio pistas pero también sembró dudas. 
Ah, por cierto, ¿dónde están Rose y Bernard?
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miércoles, 17 de febrero de 2010

No entiendo...

...no entiendo que toda la gente que hace cine en España se llame a sí misma "la gran familia del cine español", menos Amenábar, Almodóvar y Agustín Díaz Yanes. Y algún actor de los realmente buenos.
No voy a entrar a discutir si "Celda 211" merece o no tanto premio. Entre otras cosas porque, independientemente de lo que yo piense de la peli, los premios son una cosa bastante aleatoria.
Sólo dos preguntas sobre este palmarés de los Goya.

1. ¿Por qué la estupenda Soledad Villamil es Goya a la Actriz Revelación cuando lleva 400 años trabajando? ¿No la habían visto antes?
2. ¿Qué hace Marta Etura en "Celda 211" para merecer un premio? Flipo.

martes, 16 de febrero de 2010

The Road: sí

Sobre todo por Viggo Mortensen. La historia se las trae: el mundo ha desaparecido tal cual lo conocemos –catástrofe natural, accidente nuclear o ambos o todo, da igual–; hay pocos supervivientes, nada de comida, han desaparecido los animales, no hay cosechas... y un hombre tiene que sobrevivir con su hijo, con lo puesto y un par de balas en su pistola. Dado lo extremo de las circunstancias y, sabiendo que el hombre es el animal capaz de hacerlo todo por sobrevivir, aparece el canibalismo, que es uno de los grandes peligros de este nuevo mundo (este malrollismo me recuerda a "Ensayo sobre la ceguera", de Saramago).
Bien, uno piensa que, para vivir así, mejor morir. ¿Hacia dónde vamos si no hay  nada en la vida? Consecuencia: hay muchos suicidas. Entre ellos, la madre del chaval (cada día más guapa y mejor actriz Charlize Theron).
¿Por qué Viggo y su hijo luchan por sobrevivir? Básicamente por el fuego. "El fuego que llevamos dentro", le dice él al niño (que es una monada y lo hace muy bien). Es decir, en unas condiciones extremas, este hombre opta por la dignidad, el valor, la honestidad, la honradez (esto ya no abunda, ni siquiera en un mundo lleno de opciones como es éste, que aún nos queda) y demuestra al niño que, cuando todo acaba, lo que queda es lo más importante: lo que uno tenga dentro de sí, los valores que le alimentan y lo mueven (aunque no haya nada al final del camino).
No es una película moral, no es tan fácil ni tan simplona. Es una película que camina por los senderos de la verdad. Del conocimiento del ser humano, que indaga en aquella tan traída y llevad dualidad del hombre como el ser capaz de hacer lo mejor y lo peor: si el mundo se acaba, si el dinero ya no vale (significativa la imagen de unos billetes por el suelo, que nadie coge) existe la opción de hacerte un caníbal asesino o de mantener la dignidad y vivir con lo que puedas hasta que la muerte te lleve (o te quites la vida con una de esas balas antes de que un caníbal te capture).
Lo importante no es el final, sino el camino en sí.
¿Y de Viggo? Qué decir de este muchacho. Creo que no tengo palabras. Ya le dedicaré un post.
Feliz y lluvioso día, esquilmados lectores. 

viernes, 12 de febrero de 2010

What Kate Does

Aunque no puedo decir nada de "What Kate Does" que no haya dicho Moltisanti en su blog, deseo expresar en éste, mi –vuestro– espacio, mi inquietud por Sayid.
Sigo más perdida que nunca y empiezo a pensar que si no se van aclarando ciertos asuntos voy a terminar de los nervios. Siento la necesidad de ir ordenando cosas, misterios y dudas.
Ahora, echándole más leña al fuego, resulta que Sayid tiene una enfermedad que está creciendo dentro de él y que es la misma de Claire. ¿De qué estamos hablando? ¿Del mal? ¿Por qué Sayid? ¿Será cierto que él va a ser una especie de Judas, como dijimos en su día y una sombra negra se cierne en sus entrañas?
¿Por qué han torturado al torturador?
Me sentó fatal. Entre otras cosas, porque el iraquí siempre ha sido uno de mis personajes favoritos. Sí, ya sabemos que su tarea en Iraq no era precisamente noble, pero hay que saber distinguir entre el ser malo y el tener que hacer cosas malas por las circunstancias, que es lo que le pasaba a él. Porque creo que a lo largo de la serie ha demostrado tener valores como la lealtad, sentido de la amistad y  del amor (recordamos que se enamoró de Shannon)... Es un tipo noble. Y arrepentido de su pasado. Y ahora es un muerto, resucitado y torturado.
Estoy desconcertada y algo descontenta. Dicho sea de paso. La serie, que me encanta, está más patas arriba que nunca. Siento la necesidad de ir cerrando círculos y de aclarar qué pasa con Sayid. Si pasa a ser un personaje oscuro, creo que me voy a mosquear. Espero que esto no sea así. 
Mientras, sólo desearos buen finde. Ya queda menos para el próximo capítulo.
Ah, y el samurái misterioso me cae fatal. Y su ayudante-traductor, también. Con lo majo que es ese tío en Deadwood... En fin, a ver qué nos deparan los próximos capítulos.

jueves, 11 de febrero de 2010

Esperando (desesperada) True Blood

La espera no es del todo amarga: aún me queda algo de The Wire, quiero ver la última de ER, he recuperado el placer de ver Mujeres Desesperadas, he terminado Deadwood, en abril llega Mad Men y, sobre todo, tengo a LOST, pero se me hace inmenso, incomnesurable, inabarcable y hasta cruel el tiempo que queda para ver la tercera temporada de True Blood. Sé que las hay mejores (algunas de las que he nombrado probablemente lo sean, no sé, no tengo el "medidor objetivo" de la calidad de las series), pero ésta es una de las series que más me ha gustado y divertido jamás. Hoy, la echo de menos, y me he pasado la hora de la comida (como en la mesa, como muchos días, harta del menú de los bares próximos al curro) viendo vídeos de esta serie. Que es absolutamente divertida, canalla e irreverente. Hay escenas de esa serie y diálogos que sólo recordarlos me hacen reír. Me encanta el de este vídeo:



Es total que a la tía, que está entregadita al vampiro (a pesar de que su hermano tiene problemas con la policía, ha aparecido una chica muerta...) y que es una chica normalita, le dé igual que todo el mundo la mire porque está coqueteando con él. Y que sea él, esa criatura infernal, al que le preocupe lo que digan los demás porque va a instalarse en el pueblo. ¿Es o no genial que  a un vampiro le importen los pueblerinos cotillas?

Echo de menos esta serie, sí, es libertina y auténtica: el ambiente pesado, el paisaje pantanoso, el aire espeso, el calor, la sangre... Es imaginativa y libre. Y deja a la mente descansar. Aunque creo que también es más crítica de lo que en un principio parece, pero, para disfrutarla, basta con relajarse y mirar.
Cuento los días para la tercera.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Imaginación al poder

Voy a desvariar un rato, que es lo que me apetece. La realidad, a veces, me aplasta. Y casi siempre la supera la ficción. Es decir, casi siempre prefiero elegir ficción (serie, película, libro) a realidad (telediario, periódico y la calle misma), lo que ocurre es que ni aun así puedo evadirme. Porque lo veo a diario. Y no quiero amargarle a nadie el post ni a mí la tarde, pero esto apesta.  Al tema: no voy a tomar partido político por nadie ni por nada (entre otras cosas, no quiero perder a ninguno de mis 27 lectores, a los que necesito y quiero desde ya), pero me preocupa ver a un gobierno dando bandazos con algo tan serio como el empleo de la gente y a una oposición sólo preocupada por alcanzar el poder, a la que le encantaría –me temo– que en vez de cuatro millones de parados hubiera cinco a ver si eso les hace subir algún peldañito más en la sucia escalera hacia el cetro.
Me temo que la crisis de la que tanto se habla es más profunda de lo que pensamos. Y que no es sólo económica. Es algo más hondo, más importante que la propia economía. Me temo que el sistema y que la política tal cual la hemos entendido hasta ahora han caducado y no tienen las soluciones. Me temo que las opciones, a muchos de nosotros, se nos presentan agotadas, carentes de imaginación. Me temo que los viejos esquemas ya no sirven, ¿acaso va a sacarnos de la crisis lo mismo que nos ha metido en ella? Me parece que no es ése el camino. Que cuál es. Pues no lo sé. Pero sí sé que no es nada de lo que hemos hecho, ninguno de los caminos ya andados va a ofrecernos nada que nos sirva. Habrá que hollar nuevas rutas, quizá guiados por nuevos exploradores que aporten otros valores de los que carecen los dirigentes de hoy. Un poco de imaginación no vendría mal. Quizá ya no sean los abogados, economistas, sociólogos... los que tengan que marcar directrices. Igual un equipo de guionistas –¿qué tal Alan Ball?– encuentra soluciones más ocurrentes. En vista de lo visto, por probar no perderíamos nada.

martes, 9 de febrero de 2010

The pacific: otra que llega

Y llega pronto: el 15 de marzo, sólo un día después de su estreno en Estados Unidos. Es otra de esas enormes producciones de la HBO (debe serlo si sigue la estela de Hermanos de sangre). Ésta, como su predecesora, está ambientada en la Segunda Guerra Mundial y cuenta la intervención de EE.UU. en el Océano Pacífico a través de la mirada de un grupo de soldados. Tengo muchas, muchas, muchas, muchas ganas de verla.  Unas fotillos de adelanto.

lunes, 8 de febrero de 2010

Lost: por fin

Ya lo he visto. Y me ha encantado. Eso sí, estoy más perdida que nunca. (Ojo, si no has visto el comienzo de la sexta temporada de Perdidos y no quieres saber nada hasta verlo, no sigas leyendo). Y, aunque no puedo decir nada que no haya dicho ya el compañero (maestro)  Moltisanti en su blog, hay algunos temas de esta recién llegada (y ansiada) sexta (y última a mi pesar) temporada de LOST que me inquietan.
Los primeros 80 minutos de este tramo final de la serie no me han decepcionado nada. Porque se ha abierto una brecha que me emociona: saber qué les pasa a todos nuestros chicos ahora que el avión no se ha estrellado en esta nueva realidad temporal, que promete ser emocionante. Es decir, me fascina que la serie siga inquietando con todo lo que pasa en la isla (esto es cada vez más mistérico) y que a la vez esté ansiosa por saber qué pasa a su llegada a Los Ángeles (cómo se conectará esto...). Esa línea que se ha abierto, con nuestros chicos moviéndose en dos realidades distintas, es sencillamente genial.
Por otro lado, no voy a decir nada que no podáis leer en el post de Carrusel de series al que remito, pero he flipado con esa resurrección de Sayd, con la cosa que se mueve con la forma de Locke, con en anhk (llave de la vida –Sayd resucitado, pero Juliet muerta, Locke de cuerpo presente pero a la vez dando forma a algo-alguien con muuu mala leche–), con la aparición-desaparición de Desmond en el avión... En resumen, que, aunque estoy más perdida que nunca, no voy a perderme ni un segundo de la última temporada de mi querida serie PERDIDOS.
Por cierto, muy recomendable echarle un vistazo a esto, sobre la música de Perdidos.

viernes, 5 de febrero de 2010

Entrevista a Alan Ball

No, no se la he hecho yo. Que ya me habría gustado. Se la hacen en El País y los amantes de sus creaciones no debemos perdérnosla.

jueves, 4 de febrero de 2010

Cambio de vida


Por primera vez desde hacía 32 años, hoy Nacho no tenía que ir a trabajar. Mañana tampoco. Ni la próxima semana. Nunca más. Y eso hacía que se sintiera raro, pero Nacho miraba el futuro con optimismo. Al fin y al cabo, después de tantos años de dedicación y madrugones, se le abría un horizonte lleno de posibilidades y mucho, mucho, tiempo libre.
Aquella mañana, como tantas desde hacía 32 años, Nacho había llegado puntual a su puesto de trabajo. Café con leche desnatada y el paquetito de papel de aluminio con las tres galletas María que Sofía le ponía cada día en su cartera. Un poco de periódico, una llamada a su madre y… ¡a trabajar! Así durante 32 años. Hasta hoy.
El teléfono sonó a las nueve y media. Era viernes. Y entonces se enteró. Nacho no daba crédito. Había empezado a trabajar en esa empresa con 20 años, haciendo prácticas, y lo había vivido casi todo, o eso creía: crisis, repuntes, subidas y bajadas. Cambios de jefe, cambios de dirección, cambios de ubicación. Cambios políticos… Se sentía parte de esa empresa, con sus alegrías y sus penas, sus tristezas y sus risas. Y le daba pena dejarla.
Se lo comunicó a sus compañeros. Y los abrazó. Y lloraron juntos.
Ahora no sabía qué iba a hacer, ni a qué iba a dedicar sus mañanas, ni dónde iba a desayunar. Quizá se sintiera raro tomando el café en la cocina de casa sin ser sábado o domingo o vacaciones. No sabía si lo primero que haría sería un viaje o tumbarse en el sofá durante semanas para aprender a ser consciente de su nuevo estado. Pero Nacho no podía irse sin más. Allí, entre esas paredes grises, pisando un suelo de baldosas falsas, con muchas ojeras, hipotecas, hijos, soledades y sonrisas había, sobre todo, muchos seres humanos. Y a él le importaban. Cogió su abrigo y bajó al bar de la esquina. Encargó unas raciones y unas botellas de vino. Los reunió a la doce en la sala de juntas. Habían sido sus compañeros durante años y quería una despedida con alegría. Y todos acudieron, hasta aquellos con los que no se llevaba especialmente bien.
Emoción al abrazar a Juan, con quien tantas porras había perdido al fútbol. Risas al recordar con Ana el día que se emborracharon en la cena de Navidad y acabaron cantando a Pimpinela en el karaoke. Lloros al decir adiós a José, su “muchacho”, 20 años más joven que él, al que había enseñado lo poco y lo mucho que sabía. Un tierno a beso a Margarita, la que fuera su novia hasta que conoció a Sofía. Un sincero apretón de manos con su jefe, con quien mantenía una insana rivalidad, y un poco de sarcasmo con Ricardo, con el que nunca había acabado de entenderse.
La fiesta terminó a las dos, bien apuradas las botellas de vino, y la gente se fue marchando. Nacho se quedó solo, recogiendo su mesa. Tranquilo, pero sabiendo que de allí se llevaba un montón de recuerdos, buenos y malos, de los que no quería ni podía desprenderse jamás. Se sentó en su silla y miró a su alrededor: la misma mancha de humedad de siempre, el mismo ruido de fondo, la misma luz mortecina y solitaria. Descolgó el teléfono e hizo su última llamada desde su mesa: “Mamá, a Sofía y a mí nos ha tocado el Euromillón. Dejo el trabajo”.

Up in the air. Da igual si no la ves

A pesar de que George Clooney tiene un  encanto a prueba de malos guiones, es mejor, si quieres verlo, tirar de una peli buena, que las tiene: "Buenas noches, buena suerte", "Malditos bastardos", "Oh, Brother"... Pero la última, la alabadísima "Up in the air", si no fuera por él y por el elevado presupuesto, que permite buena fotografía y otros detalles, la peli no pasaría de ser... malucha. Una comedieta con poca gracia. Y bastante previsible. Y lo peor de todo, para mi gusto, es que pretende tener  un mensaje social, ir de comprometida, denunciar la situación del empleo (desempleo). Lo siento mucho, pero poniendo a George Clooney de tío encantador cuyo trabajo es despedir gente, viajar y enrollarse con tías buenas... y calzando al final que cada despido es un drama, pero no importa, lo que importa es que el guapo no triunfa en el amor... Me parece que no se denuncia nada. En resumen, que la peli, a mi modo de ver las cosas, la peli no vale para casi nada. Y si en vez de George la protagoniza un anónimo... ni Rita repara en ella.

martes, 2 de febrero de 2010

¿Preparados, listos...?

Pues parece que sí.
Según El País, las filtraciones que ha habido sobre la sexta temporada de "Perdidos" han sido rechazadas por los fans de la serie.
El día 30, hubo un estreno en Hawai en el que se ofreció el primer capítulo de la sexta temporada. Como era de esperar, alguien lo grabó con el móvil y lo colgó, pero la respuesta ha sido rotunda: casi nadie lo ha visto.
¿Por qué?
Porque los "lostadictos" del mundo van  a esperar a verla en casa (hoy por aquel lado del charco, mañana o pasado por éste). No van a permitir, después de cinco temporadas de  emociones, misterios y sustos, que el primer capítulo de la sexta sea un cutre vídeo de youtube grabado con un móvil.
Yo, pecadora, reconozco haber visto los dos que colgué ayer. Que no son casi nada.
Pero no voy a caer en la tentación de ver más.
Mañana será otro día, y qué día.

lunes, 1 de febrero de 2010

Lost: se acerca el día. Y un adelanto

Llegada es la hora. Mañana se estrena la sexta de Lost. Y estamos que no podemos más. Algunos, los que más confiamos en los guionistas, esperamos un final a la altura del resto de la serie. Otros, los más escépticos, los hartos de líos, de humos, de pozos que se cierran, de bailes en el tiempo... dicen que es imposible acertar con una fórmula que resuelva todo lo que hay por resolver.
En fin, alea jacta est (y cruzó el Rubicón).
El secreto mejor guardado de la televisión pronto va a desvelarse. Un minutillo de adelanto en este enlace.
Y un poco más aquí.
Ya queda menos.